Eternamente, ¡GRACIAS!

21 Marzo 2022

Autoría: familia Samper-Hernández

Es terriblemente difícil escribir esta entrada mirando la preciosa fotografía de presentación que nos han cedido desde la Academia Canaria de la Lengua (ACL Revista Literaria), en la que, José Antonio Samper Padilla  y Clara Eugenia Hernández Cabrera, nos recuerdan lo mejor de nuestra Universidad, la cohesión de dos excelentes profesionales de la filología en  Canarias y dos extraordinarios docentes de la ULPGC, dos profesionales de la investigación que "conjugaron perfectamente la investigación propia con su contribución a grandes proyectos transnacionales" (1);  y, no menos importante para la biblioteca, que contribuyeron durante años a consolidar nuestra colección especializada en la Biblioteca de Humanidades.

Al recordarlos siempre pensaremos en la palabra "GRACIAS", que tantas y tantas veces utilizaron o dejaron recogida en todas las comunicaciones con la Biblioteca cuando acudían a solicitar la compra de nueva bibliografía, a rescatar algún artículo de revista por fotodocumentación para sus investigaciones o a coordinar alguna actividad docente, como aquella tan enriquecedora que realizaron durante varios cursos académicos, para dar a conocer los atlas lingüísticos a estudiantes de cuarto del Grado en Lengua Española y Literatura Hispánicas. Siempre con esa sonrisa y esa cercanía hacia cualquiera, ese don que solo posee la gente grande y noble de espíritu. Y Clara y José Antonio lo fueron, fueron muy grandes.

La muerte de José Antonio Samper nos sorprendió a todos aquel fatídico 2020, dejando huérfana a la filología grancanaria. En su "In memoriam" (1), Francisco Moreno Hernández nos hablaba de "las dos personas que marcaron su vida de forma indeleble desde su juventud: Humberto López Morales, mentor académico, y Clara Eugenia Hernández Cabrera, compañera de vida». Hoy nos sumamos a estas palabras que describen esa unión eterna de vida y profesión que siempre mantuvieron, aunque ahora, nos duelan muchísimo más y por partida doble:

Sí, Clara Eugenia Hernández Cabrera no solamente ha sido colega y coautora de muchas de las publicaciones de Samper Padilla, también ha sido la investigadora más rigurosa de su equipo, su más leal consejera y su imprescindible compañera de viajes. José Antonio Samper Padilla fue un excelente nadador y, como buen nadador, sabía que, cuando las corrientes marinas nos arrastran, hay que saber moverse dentro de ellas. En medio de las corrientes más intensas, siempre encontró a su lado a Clara Eugenia, quien ahora ha de ser la mejor garante de su legado. Las Canarias se conocen como las islas afortunadas, pero con Samper Padilla la fortuna nos alcanzó a todos los que disfrutamos de su amistad y de la riqueza de su obra.

ALPI (CSIC, 1962)

ALPI (CSIC, 1962)

Clara Eugenia Hernández también se nos fue el pasado mes de febrero. No pudo sostener por mucho tiempo el testigo que la vida le pasó de forma abrupta y precipitada pero, ya hoy, ambos vuelven a ser uno. Por todo eso, rescatamos una pequeña selección documental de la importante colección filológica que nos permitieron descubrir y atesorar en nuestra Biblioteca:

Desde aquí todo nuestro cariño para Emma y Marta (la nueva garante de su legado profesional) y para toda su familia.

Y en este Día Mundial de la Poesía, estos versos de Pedro Lezcano, recogidos en su obra "Consejo de paz" (1965).

MORIR EN PAZ

(Pedro Lezcano)

Morir en paz con muerte de simiente

sobre la tierra en flor recién llovida;

que la carne si no superviviente,

llegue a ser por la flor supervivida.

Beber en lirios agua de rocío.

Ser un guijarro más en la corriente

del mar azul o el verdinegro río.

Que el cieno abajo esté, mirando al cielo,

que el cielo anide azul en su tejado,

que libremente el hombre pise el suelo

con la mano en el libro o el arado.

La paz no es la mejilla que se ofrece

al beso indiferente o al castigo;

la paz es esa flor que nace y crece,

esa cansada mano que alza el trigo.

La paz es todo el hombre.

Todo el abrazo es paz, todo el abrigo.

Todo está comprendido en ese nombre:

el pan, el suelo, el hijo y el amigo.

La mujer ante todo es paz. Y ama

en paz, y vive, y crea;

y todo lo que sea

sobre la tierra es paz y paz se llama,

pues sólo en paz se quiere,

y hasta se odia en la paz y en paz se muere.

Eternamente, ¡GRACIAS!.

(1) Moreno Fernández, F. (2021). José Antonio Samper Padilla (1950-2020). In Memoriam. Lingüística, 37(1), 125–130.

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